lunes, 26 de septiembre de 2011

--> Viaje a Paris, Venecia y Estambul

PARÍS

Este viaje es sin duda EL VIAJE, tanto por su duración como por los lugares que visitamos. Visitaremos en este viaje, París, Venecia y Estambul.

La ciudad de partida fue A Coruña el día 6 de septiembre, en esta ciudad hicimos nuestra primera noche en el Hotel la Poetisa de Culleredo a 5 minutos del aeropuerto.

Ya al día siguiente nos trasladamos desde el hotel hasta el aeropuerto  para coger nuestro primer vuelo del viaje que nos llevaría hasta el aeropuerto de Charles de Gaulle en Paris.

En París hay dos aeropuertos principales, en concreto al que nosotros llegamos está al norte de París y esta perfectamente comunicado por tren (RER) con Gare du Nord una de las principales estaciones de tren de París.

El siguiente plano marca el punto de posición del aeropuerto y la estación de Gare du Nord.



Una vez en Gare du Nord, ya nos quedaba poco para llegar al Hotel Riboute la Fayette situado a 400 metros de la estación de Gare du Nord, este hotel es sencillo pero recomendado si no quieres dejarte un dineral en un hotel en  París. Lo mas importante de este hotel es su situación, muy cerca de la parada de metro de Cadet en su linea 7.

La entrada del metro es la que se puede ver a continuación en la siguiente foto.


La zona donde está el hotel es una zona joven, con numerosas pizzerías, restaurantes y lugares de comida rápida.
La ventaja de coger un vuelo de mañana es la posibilidad de disponer ya del primer día para poder visitar y callejear en este caso por las calles de París.

El primer consejo para visitar París es coger el metro ya desde el primer momento, por poca distancia que parezca la que hay que recorrer, sino acabaremos reventados y no veremos ni la mitad de lo mucho que tiene que ver. 

El segundo consejo es ya desde el primer momento coger el París Visite, es un pase para todos los medios de transporte (RER, metro, autobuses, etc), que va por zonas 1-3 o 1-6 y por días. Por muy caro que nos parezca unos 25€ máximo por 5 días y todas las zonas, lo ahorraremos en un solo día de viajes continuos.

Como en todos nuestros viajes lo primero es tomar contacto de lo que veremos con más detalle en los siguientes días, y el primer lugar donde nos apeamos del metro es en la parada de Ópera.




Después de un paseo por las calles cercanas a La Ópera volvimos a coger el metro en la misma linea 7 para realizar una visita por los exteriores del Palacio Real y los exteriores del Museo del Louvre.

En al siguiente fotografía se puede ver las puertas de acceso al Conseil d'Etat y al Palacio Real, desde esta misma posición a nuestras espaldas se encuentra una de las puertas laterales a la explanada del Museo del Louvre.


En la siguiente fotografía se puede ver el interior del museo y algunas piezas expuestas en el.


Pero una de las cosas que mas nos gusto en París es el ambiente multicultural que había en la gran explanada del Museo del Louvre. Todo el mundo hacia miles de fotos a la gran pirámide de cristal que sin duda dío a conocer el libro de Dan Brown "El Codigo da Vinci".





Uno de los mayores atractivos del museo es la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci.



Después de pasear toda la gran explanada, admirar el gran conjunto que forman las fuentes con el edificio del museo, salimos de la explanada, dejando a nuestro lado el Arco del Carrusel (siguiente foto). Según salimos nos encontramos al lado del río Sena que recorre Paris haciendo numerosas curvas.


Sobre el sena se levantan numerosos puentes que iremos poco a poco nombrando por ser la mayoría de ellos muy llamativos y diferentes. El siguiente puente es uno de los que da acceso al barrio-isla fluvial de Notre Dame, en el destaca el inmenso sello de piedra en cada una de las patas del puente.


El paseo parece pequeño pero pero desde El Louvre hasta Notre Dame hay mas de dos kilómetros  momento ideal para descansar y tomar un café con leche en uno de los muchos bares de la zona de la catedral de Notre-Dame. Pongo aquí la foto del café para que veáis que es idéntico al español salvo los 5€ que te cobran por él.


Después de un rato de descanso a tan solo 100 metros estaba uno de esos monumentos que habías estudiado de pequeño en el colegio, y que no olvidas por su extraña estructura arquitectónica, la Catedral de Notre-Dame.

La Catedral de Notre-Dame de París (Cathédrale Notre-Dame), situada en IV distrito, es una de las catedrales francesas más antiguas de estilo gótico. Se empezó a construir en el año 1163 y se terminó en el año 1345. Dedicada a María, Madre de Jesucristo (de ahí el nombre Notre-Dame, Nuestra Señora), se sitúa en la pequeña Isla de la Cité en París, Francia, que está rodeada por las aguas del río Sena.






Después de un buen rato en la plaza de la Catedral y recorrer todo el perímetro exterior de esta decidimos trasladarnos a ver el símbolo por excelencia de Paris. La Torre Eiffel situada en los campos de Marte y al lado del Sena.

Ahora tocaba metro porque el paseo había sido muy largo, así que cogimos el RER C en la zona de Saint Michel (barrio latino de París) y bajamos en Champs de Mars - Tour Eiffel. Desde allí solo quedaban 200 metros para ver la Torre Eiffel, según te vas acercando, pasas por un pequeño parque y como si fuese mágico aparece una tremenda estructura metálica, que parece increíble que sea tan grande y que no se doble con el aire. La sensación de tamaño aumenta y sobrecoge a medida que nos acercamos, hasta llegar a un punto en que te sitúas en la base de una de las patas de la Torre y elevas tu mirada, en ese momento es en el que te das cuenta de lo increíble de que se mantenga ese coloso en pie.

Este primer día en París tan solo nos llego para ver los monumentos por fuera y darnos cuenta que si queríamos subir a la Torre Eiffel no podríamos menos que madrugar. Las colas de espera para subir son terribles, llegando en algún momento a las 4 horas. Como en este primer día habíamos llegado tarde, no nos compensaba subir y estar poco tiempo, así que decidimos dejarlo para próximos días.

Las siguientes tres fotografías son una pequeña muestra de esa Torre mágica, pero que sin duda no muestran  lo espectacular de las vistas que sin duda tendríamos el día que subimos.





En el segundo día decidimos aprovechar que tendríamos un día soleado y nos acercamos hasta Disney Land París. Para llegar a Disney Land París tenemos que coger el RER A, aquí es donde uno se empieza a dar cuenta de lo bien que viene haber cogido el París Visite que nos permite coger cualquier tren, metro o autobuses. Solo con este viaje de 50 Km nos habría costado tanto como el total del París Visite.

Es un mundo mágico, que te lleva a la niñez de nuevo. Cada lugar, cada fotografía, es diferente, la ilusión de los niños es algo contagioso y te arrastra a un mundo de ilusión y de maravillosos recuerdos.


Todo está perfectamente cuidado, los jardines y uno de los hoteles es lo primero que nos encontramos al llegar (las siguientes dos fotos).






Las entradas se cogen debajo del hotel de la foto anterior, allí nos encontraremos varias ventanillas de venta de tickets, en la siguiente fotografía aparece el rotulo con los precios de las entradas.


Una vez pagado el mundo Disney se abre ante nuestros ojos, cuando cogemos las entradas nos preguntan que queremos ver solo el parque o también los estudios, nosotros cogimos todo y en solo un día es casi imposible de ver, salvo que se haga todo a las carreras.


Sabiendo que tendríamos que andar mucho, nos pusimos a andar por la calle central viendo multitud de edificios como se ve en la anterior foto (estación del tren). Era muy temprano pero ya desde el mismo momento de la apertura de las puertas cada día entran miles de personas, tal y como se puede ver la siguiente foto.



Callejeando, nos encontramos con muchísimos puestos de venta de recuerdos de todo tipo de Disney, hasta que si darnos cuenta estábamos a los pies del Castillo de la princesa, el interior de este castillo se puede visitar y parece increíble el detalle con el que han construido todo, desde los pasamanos, a los techos.


 En las siguientes tres fotos se pueden ver  los interiores así como las vistas de carrusel desde la terraza del castillo. 






Una de las casualidades quiso que en los exteriores del castillo estuviera posando la princesa, para delicia de todos los niños que estaban allí. No siempre están los mismos personajes por lo que no es algo fijo que podamos ver.


Lo que si que está es la casa de Gepeto, un carpintero que dio vida a Pinocho. Esa casa es la de la siguiente fotografía.

En esta zona, ya al final de la gran avenida y detrás del castillo aparecen varias atracciones como la de las tazas giratorias de "Alicia en el país de las maravillas".


Uno de los lugares más divertidos en Disney Land Paris es el laberinto de Alicia en el país de las maravillas, en el tanto niños como no tan jóvenes disfrutan buscando la salida del laberinto, teniendo antes que paras por el castillo. Las siguientes tres fotos son del laberinto desde la entrada a los pasadizos internos. 






La siguiente foto muestra parte del laberinto y de las atracciones que lo rodean. La foto esta realizada desde lo alto del castillo del laberinto.


Siguiendo el paseo por el parque, pasamos al siguiente gran decorado, en este caso es el de los Piratas del Caribe. La decoración es increíble y la sensación es de cambiar realmente de siglo y de lugar. La siguiente fotografía es parte de ese recorrido por la isla de los piratas del Caribe.



La siguiente zona es un decorado de esos que te preguntas, como consiguieron hacer eso. es un río con un barco como el que navegaba por el Misisipi. toda la decoración esta perfectamente lograda, se puede ver todo en las siguientes fotos.




Por supuesto no podía faltar en el oeste el fuerte de los baqueros. Ese fuerte es el que aparece en la siguiente foto.


Tuvimos un día bastante nublado y al final empezó a llover por lo que decidimos cambiar de lugar e ir a los estudios de Walt Disney, esto es una ventaja porque la mayor parte de las cosas están bajo techo. En esta zona hay algunas atracciones, pero realmente lo importante de esta zona es que nos explican como se hace una pelicula, los decorados que se usan, la simulación de accidentes, incendios, inundaciones etc... 



Cogimos un tren turístico que pasa cada 15 minutos y que hace un recorrido, mostrando todos los decorados, así como figuras usadas en diferentes películas. En las siguientes fotos aparecen piezas de películas muy conocidas, así como vehículos y decorados.









Llegado a este punto,el tren sufre una inundación provocada por un accidente de un camión que esta en lo alto de una semi colina. A pesar de que te avisan de que es un simulacro, la verdad es que uno se asusta y se sorprende de ver con que facilidad simular el accidente y todo lo que conlleva después. 


Una vez finalizada la visita a los interiores del parque, aun quedaba un rato para volver en tren hasta París  asi que decidimos dar una pequeña vuelta por la Disney Village. Este lugar es como una pequeña ciudad llena de tiendas, restaurantes de todo tipo.


De los lugares más reconocidos en este lugar es el Planet Hollywood, este restaurante esta decorado con un encanto especial y es muy recomendable para comer o cenar.



En  Disney Village hay varias atracciones o actividades muy interesantes y diferentes que se pueden realizar, dos de las más destacadas, serian la de subir en globo y la de montar en bicicleta acuática en el lago del final de la Village.



El segundo día se estaba acabado, Disney Land cierra a las 18:00 tan solo nos quedaba volver al hotel. Para eso de nuevo cogimos el RER A, y en unos 30 minutos estábamos en el centro de París. Es muy recomendable no esperar a coger el último tren del día para no ir tan apretados en el tren.

Después de un par de cambios de metro y RER y como aun no era de noche, decidimos ir a un lugar de nefasto recuerdo pero de obligada visita. Nos bajamos en la parada Pont de A'lma del RER C muy cerca de la Torre Eiffel. Justo al otro lado del puente hay una escultura con forma de llama de antorcha. Esa escultura es en homenaje a La princesa Diana de Gales (Lady di), bajo esa antorcha está el túnel donde sufrió un accidente. 


Es sobrecogedor leer los cientos de mensajes que dejan los numerosos visitantes  que cada día visitan la escultura en homenaje a Lady di. Después de todo el día dando vueltas llegaba la hora de retirarse al hotel.


El tercer día lo íbamos a destinar sin dudas a visitar todos los monumentos posibles, es muy recomendable madrugar si no se quieren hacer colas, el primer monumento al que fuimos fue el arco del triunfo. En la base del Arco del Triunfo de la Estrella, junto a la tumba del Soldado Desconocido, se encuentra la llama eterna que conmemora a todos los soldados franceses caídos por su patria. El 11 de Noviembre de 1923, el Ministro de Guerra de Francia André Maginot encendió este fuego eterno que, desde aquel momento, arde en forma continua. En la siguiente fotografía se puede ver la llama eterna que siempre esta encendida y rodeada de flores.



El Arco del Triunfo de la Estrella, uno de los símbolos parisinos, está ubicado en la plaza Charles de Gaulle, en el extremo oeste de la avenida Champs-Élysées. Su construcción comenzó en 1806, y se entendió hasta 1836, cuando el monumento fue finalmente inaugurado. Napoleón I mandó construir este gran arco para recibir a sus ejércitos, al igual que hicieran los emperadores de la antigua Roma con sus soldados.


Por último merece la pena insistir en la vista desde lo alto del Arco de Triunfo, una de las mejores vistas de París, aunque tal vez no apta para muchas personas, ya que la ascensión se realiza a pie en una estrecha escalera de caracol con 286 escalones hasta lo alto del mismo. En la siguiente foto se puede ver parte de esa escalera de caracol.



Otra de las curiosidades del Arco del Triunfo es que esta en una gran rotonda y a esta llegan un total de 12 calles, formando así la forma de un gran reloj visto desde arriba. Las vistas desde lo alto del Arco son las que aparecen continuación.







Desde el Arco del triunfo decidimos ir de nuevo hasta la Catedral de Notre Dame, el objetivo era poder subir a las torres de la catedral, después de ver la cola que había de nuevo tuvimos que cambiar de idea e irnos a otro lugar. En la siguiente fotografía se puede ver la parte posterior de la catedral de Notre Dame, esta parte es incluso mas llamativa que la tan conocida fachada. En la parte de atrás de la catedral hay un pequeño jardín excelente para tomar un descanso y por que no comer un bocadillo que se venden en uno de los numerosos puestos que hay alrededor de la catedral.


Detrás de la catedral está el puente de San Louis, por ahí es por donde accedimos a la otra isla en medio del río Sena, desde ese puente se puede ver uno de los embarcaderos donde atraca  uno de los numerosos barcos que navegan por el Sena. A ese embarcadero nos dirigimos a través del puente de Louis Philippe.

Coger uno de los barcos que recorren el Sena es muy recomendable. por varios motivos, pero sobre todo porque la perspectiva desde el río ayuda a entender porque París esta así distribuido. La siguiente fotografía muestra el "Pont Au Change" que da acceso a Notre Dame. Los medallones con una N dentro en honor  a Napoleón III.


Es verdad que es importante subirse a estos barcos para poder seguir haciendo turismo pero relajadamente sentados en el barco y viendo lugares tan insólitos, como los barcos casa que están atracados a lo largo del Sena.



Navegando por el Sena, una de las cosas que más llama la atención es la gran cantidad de puentes que cruzan el río, uno de los puentes más llamativos es el Puente de Alexander III.



El puente de Alejandro III está considerado como el más bonito de París por muchos de los que lo conocen, y yo recomiendo sin dudarlo una parada en este espectacular espacio sobre el Sena que no nos costará encontrar.

El puente de Alejandro III une la gran explanada de Los Inválidos con el complejo monumental formado por dicho puente y el Grand y el Petit Palais. Si bien no todos estarán de acuerdo en que es el puente más bonito, se trata del más largo de París.

La primera piedra de la construcción del puente fue puesta en 1896 por el Zar Nicolás II de Rusia, donde antes había un puente metálico colgante. El puente actual fue inaugurado en 1900, y pasó a ser declarado monumento histórico en 1975. La belleza del puente lo merece, y en él destacan las 4 columnas de 17 metros de altura coronadas por esculturas doradas y las distintas estatuas que lo decoran.

Desde el barco se pueden hacer fotos tan curiosas como la que aparece a continuación.


El paseo en barco se estaba acabando y decidimos bajarnos en la parada que está entre el puente de la Concorde y el Puente Solferino. Es una parada ideal para seguir con un paseo y aprovechar para visitar la Plaza de La Concode. 

En esta plaza está el monumento más antiguo de París: el obelisco de Luxor, una pieza egipcia con 33 siglos de edad y que muestra una serie de jeroglíficos que hablan de las hazañas de Ramses II y III. Alrededor de toda la plaza se encuentran las estatuas de ocho grandes ciudades de Francia.




En el centro aparece el obelisco regalado a Francia por un gobernante egipcio en el XIX, y que se situó allí como elemento emblemático y neutral en esta plaza, de la concordia, que quería ser símbolo ecléctico de Francia.

El nombre de la Concordia tiene su lógica. Este es un lugar trágico. La mayor tragedia fue la instalación del monstruoso mecanismo represor revolucionario: la guillotina, donde murieron centenares de franceses víctimas de la justicia revolucionaria. En una confesión de culpa colectiva, cuando pasó aquella ola represora se pretendió sembrar la semilla de la paz: la concordia.


Para terminar el día de caminata diurna decidimos visitar el Moulin Rouge. El Moulin Rouge (en español, "Molino Rojo") es un famoso cabaret parisino, construido en 1889 por el catalán Josep Oller, que también era propietario del Olympia. Está situado en el barrio rojo de Pigalle en el Boulevard de Clichy, al pie de Montmartre, en París, Francia.


Quizás la imagen más internacional de París es la de la Torre Eiffel iluminada. El lugar ideal para fotografiar la torre es desde el balcón de la plaza que está junto al Teatro Nacional. Para llegar hasta allí lo mejor es bajarse en la parada del Trocadero de las líneas 6 y 9 del metro. Las siguientes fotografías sirven como explicación de la belleza desde ese punto de la ciudad por la noche.





El cuarto día de visita tenia una misión muy clara, subir a la torre Eiffel si tener que hacer muchas colas, para eso solo hay un remedio y no es otro que madrugar. A las 8 de la mañana ya estábamos en las taquillas haciendo cola para poder subir, y hasta las 9 no abren  aunque parezca increíble ya había cientos de personas delante de nosotros, cuando llego la hora de apertura conseguimos subir en unos 20 minutos, hay que recordar que la torre tiene una capacidad máxima y que si se llega a ese limite no se puede subir hasta que baje alguien.  La cola de gente que había por detrás de nosotros se puede ver en la siguiente foto. 


Una vez dentro de la torre se asciende en un ascensor hasta la primera planta. La siguiente foto es desde dentro del ascensor y se aprecia la altura y eso que aun estábamos a la mitad de la pata de acceso a la primera planta.



Las vistas desde la primera planta son increíbles pero solo de pensar que aun estamos a un tercio de la altura total, nos hace pensar en lo espectacular que tiene que ser estar allá arriba. 
Lo que se puede ver por el hueco entre las patas de la torre, nos deja claro que hemos acertado en madrugar y evitar las colas que ahora se pueden apreciar desde la torre. 


En esta primera planta es donde se encuentra una cafetería y un restaurante. Es un lugar mágico para tomarse algo y aunque parezca increíble no es mas caro que en cualquiera de los bares que hay en los alrededores de la torre.

La subida desde ahí es obligatoriamente por ascensor, es un ascensor central y más pequeño que el que nos subió al primer piso. Es un ascensor rápido y no se siente ningún tipo de claustrofobia pero si es verdad que siempre sube completamente lleno.

Desde lo más alto las vistas son las que se pueden ver en las siguientes fotografías.





En la siguiente foto se el barrio de La Defense, el barrio más moderno y de negocios de París. Esta justo detrás del gran pulmón verde de París, que no es otro que el Bois de Boulogne (bosque de Boulogne).


Después de descender de la torre Eiffel decidimos coger el metro e ir a ver el barrio de los pintores y su emblemático monumento. El Sacre Coeur (Sagrado Corazón  esta el lo alto de una de las colinas del norte de la ciudad de París  es uno de los barrio mas visitados por varios motivos, pero uno de los mas importantes es por el carácter bohemio, de sus calles, llenas de pintores, artistas de todo tipo que sin duda hacen de este barrio uno de los que mas me ha gustado de París.

Para llegar, la manera mas recomendada es la linea 2 del metro y bajarnos en la parada de Anvers. a 300 metros escasos por una calle completamente llena de comercios de souvenires, llegamos al pie de la montaña en la cual está la Basílica del Sacre Coueur. Un lugar privilegiado es el bar Le Ronsard, su terraza es ideal para disfrutar de un café con unas vistas privilegiadas, la siguiente fotografía esta tomada desde la terraza de ese bar, y se puede ver las numerosas escaleras que tendríamos que subir para acceder a la basílica. También se pueden ver los numerosos vendedores de pulseras que sin que te des cuenta te atan una de esas pulseras y luego te dicen que son 5€.


La mejor manera de ascender hasta la explanada de la Basílica del Sacre Coueur es mediante el Funicular du Montmartre, este está a 30 metros a la izquierda de las escaleras de acceso a la Basílica. En la siguiente foto se puede ver como las gente pasa el torno para coger las cabinas del funicular.
Las escaleras es un método muy sano muy recomendado si después de llegar arriba se dispone de un rato para descansar, porque aunque parece poca cosa, la verdad es que nosotros las subimos en una ocasión y la segunda vez no dudamos en coger el funicular.


Situada en la parte más alta de la colina de Montmartre se encuentra la Basílica del Sacre Coueur, impresiona el blanco de sus paredes, con base de cruz griega, ofrece unas vistas increíbles de París desde lo alto de sus cúpulas, habilitadas como miradores. Es de esos lugares donde tienen prohibido ir las chicas en minifalda, o con escote, si se viste así, un par de vigilantes de seguridad sin ningún miramiento os echará fuera porque los hombres se despistarán mirando para donde no deben y no admirarán lo increíble que es la basílica. Esto que acabo de poner es un hecho real que viví en un viaje anterior a París y todos los visitantes no daban crédito del comportamiento tan arcaico de una institución francesa.



Las colas para entrar se pueden ver en la siguiente foto, a pesar de que eran horas de comer y que hacia un calor tremendo. Así que después de ver que aquella cola no avanzaba decidimos ir a comer. 


Muy cerca de allí se encuentra la Plaza Dalí más conocida como la Plaza de los pintores. Merece mucho la pena la visita y admirar los tremendos artistas que están allí pintando con diversas técnicas. 


Pero también hay muchos restaurantes que casi te empujan a comer en sus locales, nosotros decidimos salir de la plaza por una de las salidas y a 10 metros nos encontramos con un restaurante (Chez Plumeau) con mucho encanto y mucho mejor de precio que los de la plaza. El restaurante ademas de bonito es muy recomendable, tiene una terraza exterior donde algún músico toca para hacer la comida mas agradable.




Después de la comida decidimos visitar la plaza de los pintores y aprovechar para que nos hicieran una caricatura. En las siguientes fotografías podemos ver como trabajan los pintores y las diferentes fases por las que pasa una caricatura antes de entregarte el resultado final, recuerdo que nos cobraron 15€.








Antes de bajar en el funicular para seguir visitando París, merece la pena detenerse un rato y contemplar una de las mejores vistas de París. Estas fotografías nos muestran esas vistas desde la Basílica del Sacre Coeur.




Para seguir la visita descendemos en el funicular, para coger el metro de nuevo y dirigirnos a la parada de Las Galerias Lafallete.


Además de ser un referente de compras en París, las galerías Lafallete son una maravilla de la arquitectura. Las siguientes fotos son del interior de estas galerías comerciales. Es uno de los destinos de compras de todo el mundo, tiene una media de 55000 visitantes diarios solo para ver sus instalaciones y llevarse un recuerdo de estas galerías comerciales.







El cuarto día estaba acabándose, intentamos de nuevo entrar en la opera pero había ensayos y no pudimos entrar. 

El quinto día de vista tomamos la decisión de recorrer el París menos conocido, el París que no esta tan lleno de turistas.

Cogimos el metro en dirección al Centro Pompidou (Centro Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo), es un museo ultramodernista, que nos quedaba de camino a la plaza de la Bastilla. 

Al bajarnos del metro en la estación de Chatelet nos encontramos una plaza con la torre de St Jacques (Santiago en Francés). Esta torre es el campanario de estilo gótico flamígero erigido entre 1509 y 1523, la Torre de Santiago constituye el único vestigio de la iglesia de Saint Jacques de la Boucherie, edificada en el siglo XVI y destruida en 1797. Este santuario era el punto de reunión y partida de los peregrinos que tomaban la Via Turonensis, la ruta hacia Santiago de Compostela que pasa por Tours. Los peregrinos partían hacia el sur, atravesando la Île de la Cité y llegando por el Petit Pont a la Rue de Saint-Jacques, por la que salían de la ciudad.


El Centro Pompidou se encuentra a menos de 200 metros de allí, y queda de camino hacia la plaza de la Bastilla. 
Este edificio como se puede ver en las siguientes fotos es bastante singular, parece un edificio en construcción, todo recubierto de andamios.




Siguiendo con nuestro paseo de mañana hacia la plaza de la Bastilla, pasamos por la Plaza de los Vosges, esta plaza tiene forma cuadrangular, cerrada en todo su perímetro por edificaciones de de una sola altura, con 4 fuentes y una estatua central. La verdad es que es una plaza sin nada que ver pero con una gran historia detrás. Esta plaza fue la primera Plaza de París, creada en 1605.


Paseando por la zona de la Plaza de los Vosges, llegamos hasta la plaza de la Bastilla, no es más que una gran rotonda, con una gran columna y una estatua dorada en lo más alto. Es un lugar muy simbólico para la Revolución Francesa, puesto que ocupa el lugar de una antigua fortaleza que fue destruida en 1790.


Cambiamos completamente de zona y a continuación nos trasladamos a la Opera, a ver si después de tres intentos, podíamos verla por dentro. Y por fin así fue y las fotos del interior de la Opera son las siguientes. (No se puede usar flash y eso hace que las fotos estén bastante mal).







Un lugar ideal para poder comer si se añora la comida española, es sin duda La Pirada o en frente el bar Tortilla 10. Nosotros comimos en La Pirada aunque íbamos buscando el Tortilla 10, pero estaba cerrado. El lugar tiene un encanto especial y por supuesto está muy recomendado. Su página web es www.pirada.com está muy cerca de la Plaza de la Bastilla.


Después de una buena comilona, toca paseo y que mejor lugar para hacer un largo paseo que recorrer los jardines mas cercanos a la Plaza de los Inválidos, justo enfrente del Puente de Alexander III. Esta plaza puede resultar dura de pasear si hace calor, porque no tiene una sola sombra por ningún lado. Una vez aquí estamos cerca de la Plaza de la Concordia, justo en el centro se encuentra el Obelisco de Luxor que proviene del Templo de Luxor en Egipto. En la siguiente fotografía se puede ver la fachada del Hotel de Inválidos.

El quinto día termino paseando callejuelas desconocidas y viendo París pero no por los lugares turísticos.

El sexto día nos desplazamos en metro hasta la parada de los Invalidos y una vez alli, cogimos el RER C que nos llevara hasta Versalles, para ver los grandes jardines y el Palacio. En tan solo 30 minutos estábamos delante de la entrada de la gran explanada que precede al gran Palacio de Versalles, en la siguiente fotografía se puede ver las escultura que da acceso a la plaza.


Todo en Versalles está pensado a lo grande, el Palacio es tremendamente grande pero los jardines no se pueden ver andando, salvo que se disponga de tres días y unas piernas de hierro. Tienen 4 Km de largo por 3 de ancho, pero solo poder admirarlos desde la parte alta ya merecen la pena. Las siguientes fotos son de los exteriores del Palacio y de los jardines.








Después de un largo paseo por los jardines y tomar un chocolate con churros en una cafetería próxima, regresamos a París para visitar los Jardines de Luxemburgo. Lugar tranquilo e ideal para desconectar del bullicio de París. Las siguientes fotos son de estos jardines.




















Nuestro sexto día en París fue el más relajado. guardando fuerzas para el viaje del día siguiente que nos llevaría a Venecia.

El séptimo día en París solo sirvió para coger las maletas y desplazarnos al Aeropuerto Charles de Gaulle, y comenzar nuestro primer día en Venecia.

VENECIA

Desde dentro del avión, pudimos hacer alguna foto, como la siguiente en la que se ve una puesta de Sol espectacular con las nubes a nuestros pies y las montañas de los Alpes sobresaliendo entre esas nubes.


La llegada a Venecia no es real del todo, una vez en el aeropuerto Marco Polo, para llegar a Venecia tendremos que coger uno de los muchos autobuses,  que nos acerquen a la Plaza di Roma. El trayecto se hace rápido unos 20 minutos desde el aeropuerto. Y la sensación de cruzar el puente que une Venecia con el resto de Italia, es única.

En nuestro viaje habíamos escogido un hotel que nos evitara andar con las maletas escaleras arriba y escaleras abajo, por las callejuelas de Venecia. Así que decidimos escoger un Hotel sencillo pero muy bien situado dentro de lo que cabe en Venecia. El hotel era el Chiesa di Santa Andrea a 100 metros de la parada de los autobuses en la plaza di Roma. Con una parada de un vaporeto justo en la puerta. Pero repito que lo más importante es que no hay que pasar ni una sola escalera para llegar al hotel.

Según llegamos lo imposible era quedarse en el hotel, a pesar de ser de noche las ganas por salir y ver los primeros canales nos llevaron a callejear por cerca de la Plaza di Roma, Estación de tren y el polémico puente de Santiago Calatraba, o llamado "Il Ponte Novo".

Las siguientes fotografías son las primeras cosas que pudimos ver, en los primeros minutos de estancia en Venecia, y recordaremos siempre que nos comentaron que era igual lo que hiciésemos, con o sin mapa, que las primeras horas en Venecia te pierdes seguro, y así fue. dimos vueltas y parecía que no salíamos del mismo sitio.







La siguiente foto es la del Puente de Calatraba. En mi opinión rompe por completo con la harmonía de Venecia pero en si el puente es increíble.






Venecia nunca duerme, la fiesta en las plazas, nos llamó la atención, con cientos de jóvenes haciendo botellón, en este caso es en la Plaza de Santa Margarita.


Ya al día siguiente, empezamos a asumir que los paseos por Venecia, iban a ser un poco más complicados de los que en principio suponíamos.

Las callejuelas todas iguales, estrechas, sin referencias... complicaban las primeras horas de estancia en la ciudad. Al final los turistas se siguen unos a otros, con la esperanza de que no se equivoquen los que van delante.

Todo es novedoso, hay que pensar que todos los servicios se hacen a través de los canales, por lo tanto los transportes de maletas, fruterías... bomberos, taxis lavanderías, etc... todo se hace a través de barcos por los canales.




Caminando, caminando van apareciendo monumentos que en el caso del siguiente, es la iglesia de San Barnaba. Esta iglesia aparece en la Película de Indiana Jones y la Última Cruzada. Era la biblioteca donde se pierde la pista del Padre de Indiana Jones...

Realmente, es una iglesia normal, que para nada tiene los interiores que aparecen en la película. El paseo continua y a 100 metros de distancia, aparece el Gran Canal. Increible, tremendo, vamos cualquier adjetivo se queda corto. Sorprende ver barcos en todas direcciones, como sin control, se cruzan grandes barcos como los Vaporetos, con taxis, barcos privados y góndolas... vamos que lo increíble es que no tengan accidentes. En las siguientes dos fotografías se aprecia el Gran canal y parte de ese tráfico de barcos.



Todo en Venecia es complicado, como se puede ver en la siguiente fotografía, el señor del carrito es el encargado de recoger puerta a puerta la basura de las casas, con lo que eso conlleva, subir y bajar puentes llenos de escaleras y callejuelas tan estrechas que no puede acceder sino es andando. Eso sin contar los miles de turistas que encima se lo ponemos más complicado.


Pero no es mas fácil el transporte de mercancías para las pequeñas tiendas que hay en Venecia. Como se puede ver en la siguiente foto, los bultos no serán fáciles de trasladar...


Siguiendo nuestro paseo, cruzamos el Gran Canal por primera vez por el Puente de La Academia, uno de los 4 que cruza el Gran Canal. Este puente inicialmente era 100% de madera pero hoy tiene elementos metálicos que lo ayudan a soportar el paso de los años.

Siguiendo la ruta por las callejuelas de Venecia, nos vamos acercando al que sin duda es el destino de todos los turistas en Venecia, la famosa plaza de San Marcos.

La Plaza está dominada por la Basílica, el Palacio Ducal y el Campanario de la basílica, que se erige a un lado de ella.
Los edificios alrededor de la plaza son, en sentido inverso al movimiento del reloj desde el Gran Canal, el Palacio Ducal, la Basílica de San Marcos, la Torre del Reloj de San Marcos, la Procuradoría Antigua, el Ala Napoleónica, la Procuradoría Nueva, el Campanario de San Marcos, Logetta y la Biblioteca Marciana. Gran parte la planta baja de las Procuradorías está ocupada por cafeterías, incluyendo el Caffè Florian y el Gran Caffè Quadri. El Museo Correr y el Museo de Arqueología están ubicados en algunos edificios de la plaza. La Casa de Moneda yace tras la Biblioteca Marciana en la orilla del Gran Canal. Éstas últimas construcciones fueron completadas durante la ocupación napoleónica, aunque el Campanario ha sido reconstruido.

Hay que pensar al llegar a un sitio como este, los siglos de historia que tienen detrás. Que personajes históricos han estado hay, y sobre todo la importancia que tubo esta plaza en el mundo durante tantos siglos.



La Piazza se inició en el siglo IX como un área pequeña frente a la Basílica de San Marcos original. Fue extendida a su forma y tamaño actual en 1177, cuando el río Batario, que la limitaba por el oeste, y un puerto que tenía aislado el Palacio Ducal de la plaza, se inundaron. La reestructuración fue realizada para el encuentro del papa Alejandro III y el emperador Federico Barbarroja.


La plaza ha sido siempre el centro de Venecia. Fue la ubicación de todos los importantes de la República de Venecia, y ha sido la base del arzobispado desde el siglo XIX. Fue el foco de muchos festivales y es un lugar sumamente popular en Italia incluso hoy en día.

La construcción de la basílica, que en principio iba a ser una prolongación del Palacio Ducal, comenzó en el año 828 para albergar el cuerpo de San Marcos traído desde Alejandría. Aunque la obra actual pertenece básicamente al siglo XI, ha sufrido diferentes alteraciones y modificaciones con el paso del tiempo.

Las colas son increíbles para poder verla. Es igual la hora que siempre habrá colas de cientos de personas.


El Campanile se encuentra situado en la Plaza de San Marcos y es el campanario de la Basílica de San Marcos. Con 98,5 metros de altura, es el edificio más alto de la ciudad, y ofrece unas vistas estupendas de Venecia. 




Es 100% recomendada la subida, desde arriba se ve claramente el entramado de calles de Venecia.




Como se puede ver en la siguiente fotografía desde el Campanille a la costa del mar, en la denominada como Laguna de Venecia. Es uno de los muchos puntos donde se puede coger una de las famosas góndolas venecianas.


Seguimos nuestra ruta visitando la Basílica y el Palacio Ducal.

En la visita al Palacio, los guías nos cuentan la verdadera historia de porque el puente de los suspiros recibe ese nombre. Mucha gente creía que era por suspiros de los enamorados encarcelados. Y la verdadera historia es de todo menos amor porque, aquí donde lo veis, el famoso puente era el lugar por el que pasaban los prisioneros a los calabozos del palacio Ducal después de ser condenados. Sí, suspiraban, pero porque era muy posible que esa fuera la última vez que viesen la ciudad dadas las condiciones de las cárceles en aquella época.


El paseo que recorre todo el exterior de la Gran Isla y teniendo enfrente la isla San Giorgio Magiore tiene un encanto especial (Riva Schiavoni, siguiente fotografía). Después de salir de pequeñas callejuelas por fin se ve el Mar, amplio, azul, lleno de góndolas, barcos de todos los tamaños y si tienes suerte veras llegar un tremendo crucero que parece increíble que sea capaz de poder maniobrar entre las islas y llegar a atracar en el puerto de Venecia.  Este paseo está lleno de pequeños puestos de venta de souvenirs, pintores, artistas, etc...


Al final de este paseo se llega hasta el Arsenale de Venecia, es uno de los lugares más importantes de Venecia. Fue un astillero y un depósito naval, que desempeñó un papel de liderazgo en el floreciente imperio veneciano. Fue potencia industrial de Venecia, una línea de la construcción naval ultra-eficiente de producción de galeras.


Actualmente el interior del Arsenal  sigue ocupado por la marina italiana, y está fuera de los límites visitables, usado como una zona militar, pero vale la pena dirigirse a la puerta principal y ver el portal, diseñado por Antonio Gambello en 1460, es el primer ejemplo de arquitectura renacentista clásica en la ciudad.


Pasear por las callejuelas de Venecia, te lleva a ver cosas que nunca creías que pudiesen ocurrir en una ciudad sin coches... Los famosos atascos y barcos mal estacionados, provocan situaciones como la de la siguiente fotografía. El enfado del taxista que no puede seguir avanzando por le canal por culpa del barco de la derecha que estaba mal atracado.


Pero los atascos son más comunes aun por las calles, siento pena por los habitantes que aun vivan en Venecia, porque reconozco que el turismo masivo tendrá muchas cosas buenas pero esto es muy común en muchas de las calles de Venecia, atascos y más atascos…


Callejeando aparecen espacios preciosos para poder degustar de un café o el famoso capuchino.


El objetivo del paseo era llegar al puente más conocido de Venecia, que cruza el Gran canal.
El Puente Rialto es el más antiguo de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal de Venecia, también es el más conocido tanto por su diseño como por su historia. Durante años fue el centro económico más importante de Venecia.
El Puente Rialto se construyó entre 1588 y 1591 con un diseño del arquitecto Antonio da Ponte para sustituir al anterior puente de madera, ya que éste se había derrumbado dos veces y había sido quemado en otra ocasión.
La estructura del puente es similar a la de sus antecesores, dos rampas inclinadas unidas por un pórtico en medio.

Para visitar el Puente Rialto, cualquier hora es buena. Cruzándolo a diferentes horas del día podréis intentar sacar alguna buena foto entre la multitud de turistas que se ocuparán de hacer lo mismo.



Cruzando el Puente Rialto desde San Marcos llegaréis hasta el Mercado Rialto, un lugar especialmente colorido donde predominan las frutas y verduras. Si viajáis en verano podréis comprobar lo difícil que es resistirse a las bandejas de fruta fresca que ofrecen.

El Mercado Rialto abre todos días de 9 a 12 de la mañana en el Campo de la Pescaria y las calles aledañas.

Como curiosidad, debéis saber que en este lugar ya existía un mercado desde el año 1097. 


Las vistas del Gran Canal, así como del elevado tráfico marítimo, son increíbles desde lo más alto del Puente Rialto. A la izquierda se puede ver una de las paradas del  Vaporetto (metro marítimo).


Las típicas máscaras venecianas aparecen en numerosas tiendas, los precios no tienen nada que ver entre las originales y las replicas made in china de los puestos de souvenirs. 


Cada rincón es similar pero a la vez diferente, aparecen pequeñas plazas, iglesias,  a medida que se va serpenteando por las callejuelas de Venecia.




Ya era hora de subir a los Vaporetos, que hacen las veces de "metro" acuático. Son baratos y bastante rápidos. Son cómodos para moverse entre las islas, que aunque parezca que Venecia se recorre rápido y sin esfuerzo, nada más lejos de la realidad. Como se puede ver en las siguientes fotografías la vista de Venecia es completamente diferente, se puede aprecia la anchura del Gran Canal. También se puede apreciar las diferentes embarcaciones que navegan por los canales de Venecia.











A uno de los lugares a los que es indispensable el uso del Vaporeto o Taxi es la Isla de San Giorgio Magiore. Quizás uno de los mejores lugares para ver una bonita puesta de Sol, con la silueta del Palacio Ducal, La Basílica de San Marcos y el Campanille de fondo.







La noche en Venecia es tranquila, cientos de turistas pasean por sus calles, los palacios iluminados, la Plaza de San Marcos, muchas terrazas con música ambiental esperando que los turistas se tomen la cena en un marco increíble.



Antes de que los Vaporetos dejen de funcionar por la noche, recomendamos mucho el paseo de noche por los canales de Venecia, es todo paz y tranquilidad.


El ultimo día en Venecia lo destinamos a la visita de las islas Burano y Murano. La isla de Murano está muy cerca de Venecia, en apenas 4 minutos de Vaporeto. 

El interior de estos Vaporetos como se puede ver en la siguiente imagen parece el interior de cualquier autobús de cualquier ciudad.


Justo a 1 minuto de Venecia se pasa muy cerca de San Michele que es el Cementerio de Venecia. En este cementerio se encuentran enterados numerosos personajes famosos como Ígor Stravinski.


Murano es la isla más grande de la Laguna Veneciana por detrás de Venecia, teniendo una población de unos 30.000 habitantes. La Isla de Murano es mundialmente conocida por su cristal.
Murano no es sólo la isla del vidrio, sino que allí también se encuentra una de las iglesias más antiguas de la laguna: la Basílica de Santa María y San Donato.

Al ser el cristal es el principal negocio de la isla, lo normal es que por las calles os ofrezcan visitar alguna de las múltiples fábricas de cristal para ver como se sopla el vidrio. Después de la demostración, como ya podréis suponer, tendréis que pasar por la tienda por si casualmente queréis comprar algo.



Si os quedáis con ganas de ver más cristal, en el Museo del Vidrio de Murano podréis ver más de 4.000 piezas entre las que se encuentran frascos fenicios, cálices, espejos y cuentas de caleidoscopio. La pieza más importante es una lámpara de araña de 330 kilos de peso.

El paseo por Murano es agradable, no hay aglomeraciones como en Venecia.


Por la calle se pueden ver esculturas como la siguiente, simulando una gran bola de hierba, que en realidad es de cristales de Murano.



Un poco más alejada se encuentra la isla de Burano, y una de las cosas curiosas es la siguiente imagen, la cual limita la velocidad en esa zona de la Laguna.


Otra de las cosas que se aprecian en el viaje a Burano es la cantidad de Islas pequeñas que están sus construcciones en ruinas.


Burano tiene más vida que Murano, es una isla más pequeña pero sin duda mucho más bonita. Más cuidada y claramente más turística.



La visita a estas dos islas se puede realizar en una mañana, la frecuencia de los Vaporetos a las Islas es menor que por frecuencia por lo que es conveniente controlar las horas para no esperar mucho tiempo en las paradas del Vaporeto. 


Con la distancia se puede ver claramente que Pissa no es el único lugar que tiene una torre inclinada, en la siguiente fotografía se puede ver que el campanario tiene un ángulo de inclinación muy pronunciado.


De nuevo y un poco más cerca que en la ida se puede apreciar la entrada de la Isla de San Michele, el cementerio de  Venecia.


Cada día llegan a Venecia algún monstruo del mar como el que se ve en la siguiente fotografía.


No nos podíamos ir sin montar en una góndola típica veneciana, no es nada especial, pero parecía que nos íbamos sin haber hecho todo en Venecia.  El precio por subir va según se escoja media hora o una entera, pero 1 hora está por persona en 40 euros.






El tiempo de Venecia llegaba a su fin, después de la ultima noche en Venecia nos encaminamos de nuevo al aeropuerto Marco Polo. Para ir hasta allí desde la plaza cogimos un autobús que en poco tiempo te deja en el aeropuerto. Nuevo destino para seguir nuestro viaje sería Estambul en la compañía Turkish airlines.


Ya desde el avión se puede ver claramente la cantidad de Islas que hay en la laguna Veneciana.


ESTAMBUL

La diferencia de volar en una compañías aéreas a otras, se ve nada mas montarte en el avión. A veces por escatimar en el vuelo, puedes perderte el tener un vuelo que realmente sea merecedor de ser mencionado como muy agradable y parte importante de un viaje.

El menú de bienvenida incluido en el vuelo de la empresa Turkish Airlines nos pareció increíble, viendo que otras por una bolsa de patatas te cobran 3€. 


Cada siento tenia una pantalla en la cual se podía escoger la película que se quería ver o simplemente ir disfrutando de los datos que la compañía iba ofreciendo de la posición en la que nos encontrábamos, velocidad de vuelo, altura etc...



La llegada a Estambul, fue tranquila, se ve claramente al llegar al aeropuerto que empresa domina el cielo Turco. El aeropuerto de llegada era el Ataturk Airport, situado al norte de la ciudad y separado del centro de esta unos 14 Km. Siempre que llegas a un lugar nuevo sientes ese no se que de intentar no perderte, y realmente te extraña todo lo que esta pasando a tu alrededor. Eso fue lo que nos paso nada más llegar al aeropuerto, vimos salir a todos los viajeros correr por los pasillos, como si el ultimo tuviese que limpiar el aeropuerto. No entendíamos esas carreras hasta el momento en que vimos unas colas tremendas para poder pasar las garitas de seguridad pidiéndonos el Pasaporte. Cuando haces cola te das cuenta lo lento que va esto de la burocracia y de lo raro que a veces resulta un tramite tan sencillo como cruzar una frontera. Lo primero es pagar el visado para poder entrar en un país de fuera de la UE, esa es la primera cola que hay que hacer. Por cierto que ilusión hace tener ese sello en tu pasaporte, luego viene la cola de reconocimiento en la aduana situada dentro del aeropuerto. En estas garitas un funcionario Turco con cara de pocos amigos te hace una serie de preguntas tan importantes como:

F: ¿Country? 
Yo: España
F: Ohhhh ¿Cristiano Ronaldo o Messi?
Yo: Messi
F: Visca el Barsa... Gracias por visitar Estambul.

Surrealista pero totalmente real, pero nuestra llegada a Estambul aun nos daría alguna anécdota más.
Después de eso cambiamos unos pocos Euros a Liras para tener algo de dinero turco en los bolsillos, aunque no es muy recomendable cambiar todo el dinero en el aeropuerto porque el cambio suele estar peor que en el centro de la ciudad.

Alguna anécdota mas sucedió como la de ver que a u señor un poco espabilado por saltarse la fila de espera de  taxis, la policía lo amenazo directamente con un fusil. Estaba claro que lo de saltarse las normas no era lo mas recomendado en este país.

Una vez subido en el taxi y dicha la dirección lo importante es agarrarse bien donde se pueda, "VAN COMO LOCOS",  no es normal la velocidad a la que circulan, hay cientos de taxis que compiten por ser los primeros en volver, a recoger otro cliente, cualquier otro turco sabe que la prioridad se la dan a los taxis porque saben que no van a ceder el paso nunca. De veras nunca nos habíamos visto en una como esta, la velocidad, el salto de semáforos etc...

El Hotel es uno de esos lugares que recomiendas a cualquiera que quiera pasar unas buenas vacaciones en Estambul. El Grand Hotel Halic no es de los más caros, pero esta muy bien, en una zona tranquila y sobre todo un lugar en el que al entrar se siente uno muy seguro. Como se puede ver en las siguientes fotografías...




Como llegamos de noche a Estambul, la primera noche nos llama la atención que muy temprano se escucha la llamada a la oración, el las diferentes mezquitas cercanas al hotel. Esa misma mañana empezamos nuestro periplo por Estambul, con la idea de como siempre, el primer día dedicarlo a encontrar alguna oficina de turismo y ver como funcionan los medios de transporte de la ciudad. Pero para todo eso lo primero es empezar a recorrer las calles de esta enorme ciudad y que he de reconocer en un principio visitamos con algo de miedo ante el contraste de culturas y con el cuidado máximo de no hacer nada que se pudiese considerar una falta de respeto por parte de los habitantes de Estambul.

El primer paseo nos acerco a apenas 400 metros del hotel, a la Torre Gálata. Dejaremos para otro momento su visita para seguir callejeando, pero si conseguimos la información sobre esta histórica Torre así como sus horarios de apertura.


Esta zona esta restringida solo para los vehículos con permiso especial, y como se puede ver en la siguiente imagen no se andan con chiquitas a la hora de impedir el paso de vehículos no autorizados.


De las primeras cosas que nos llama la atención es que en cada esquina y casi en la misma calle, aparecen comercios de todo tipo, un ejemplo es la tienda de la siguiente foto que casi tiene más mercancía fuera que dentro de la tienda.


Cuando uno pasea por este tipo de ciudades con tanta historia, sucede que mires donde mires hay algún monumento, alguna zona histórica o alguna otra cosa que es digna de mención y admiración. Eso mismo es lo que nos sucede en Estambul, según llegamos al puente Gálata. Solo con levantar la vista vemos la imagen que se muestra a continuación, es la Mezquita  Yeni Valide Sultan Camii, (mezquita nueva-1665). Claramente el paisaje había cambiado de las dos ciudades Europeas que veníamos de visitar, el ambiente, los olores ya nos decían claramente que la forma de vida era completamente diferente.


El puente Gálata nos enseño que sin duda una de las grandes aficiones de los habitantes de Estambul es la pesca, cientos de personas tiraban su caña a ambos lados del puente.


Estos barcos son los que recorren el estrecho que comunica el Mar de Mermara con el Mar Negro, osea surca las aguas que separan Europa de Asia. Más adelante cogeremos ese barco y contaremos el recorrido y las vistas que se tienen desde él.



A lo largo de nuestra experiencia en Estambul, nos quedo claro que el espíritu de emprendedor de los turcos no tiene medida. Cada uno según sus posibilidades se monta un negocio callejero que le valga para ganarse unas monedas. El primero que vimos llamativo es el señor de la báscula, el cual te pesa por unas liras, la fotografía siguiente está borrosa pero no creímos conveniente sacarle una fotografía parándonos por lo que pudiese suceder...


Cuando se cruza el Puente Gálata, se ven unos barcos históricos, eran los antiguos barcos de pesca típicos Turcos, ahora reconvertidos en restaurantes. Los hay de todo tipo, algunos para tomar algo de beber,otros con comida rápida, e incluso alguna marisquería.




Estambul es una ciudad grande, enrevesada en sus cientos de callejuelas y grandes avenidas, acabábamos de llegar y si echamos la vista al otro lado del Puente Gálata podíamos ver la Torre Gálata ya a una considerable distancia, y esto no había hecho  más que empezar.


Justo al otro lado del Puente, aparece una plaza con un montón de movimiento de gente, son miles las personas que se movían, de un lado para el otro. Estaba claro que habíamos llegado al tan conocido como El Bazar de las especies de Estambul. Pensar que estábamos entrando en este lugar, nos produjo la sensación de entrar en un lugar mágico, como el que entra en ese trozo de leyendas, cuentos etc... ¿Cuantas veces hemos visto este bazar en las películas?. La verdad no defrauda, tan solo con poner un pie dentro, te das cuenta porque es tan famoso, en inmenso, se vende de todo tipo de alimentos pero llama poderosamente las especies colocadas a granel en llamativos montones. No hay problemas con el idioma, y el que vaya allí pensando en no regatear lo tiene claro. Las siguientes imágenes muestran un poco el interior de este gran lugar.



No cabe duda que esta gente sabe vender, lo llevan en la sangre, por algo Estambul era la antigua Constantinopla y Bizancio. Esta ciudad a caballo entre Europa y Asia fue un importantísimo nudo comercial a lo largo de toda su historia. Y como decía anteriormente a día de hoy el espíritu comercial lo llevan a su máximo extremo. Venden de todo y en cualquier idioma, y lo más curioso es que solo con verte acercar al su puesto ya te dicen Aquí hablamos Español, yo no se como saben que somos españoles pero bueno ello lo saben.


Las fotos siguientes muestran algunos de los puestos del Bazar de las especias, algunos de los comerciantes no reciben de buen grado las fotografías a su mercancía, no hay más que ver la cara de pocos amigos que pone el siguiente comerciante.








Los exteriores del Bazar de las especies está rodeado de pequeñas callejuelas, que todas ellas están repletas de cosas para vender en las aceras, son cientos de pequeñas tiendas las que exponen su mercancía en plena calle. Ir a Estambul por está zona cercana al Bazar supone andar más por las calles que por las propias aceras y plazas. 
Es fácil encontrarse con alguna cafetería o tasca donde poder disfrutar de un te típico, a unos precios realmente baratos al cambio con el euro. Un té en mesa de una cafetería nos costo 0,50 liras turcas al cambio unos 0,30 céntimos de euro. La coca cola 1,5 liras  unos 0,75 céntimos.






 En la anterior fotografía se puede ver una de las muchas puertas secundarias al Bazar, aunque parezca increíble, es fácil dar mil vueltas por dentro del Bazar de las especies, creer que lo has visto todo y dejarte una parte o varias sin visitar, creiamos que era grande hasta que llegamos al Gran Bazar. Este gran mercado es muy repetitivo, hay miles de tiendas pero muchas repiten las mercancías, llegando a confundir si ya has visto ese puesto a o aun no. No me voy a meter en el tema del regateo porque eso es otro tema, pero el que no regatee va a perder mucho dinero.  Y mucho ojo no es por casualidad que el actual Estambul era la histórica ciudad comercial de Costantinopla, por lo que experiencia en venta esta gente tienen la que les viene de cuna.



Justo en la puerta principal del  Bazar de las especias nos encontramos con una de esas cosas que no habíamos visto en ninguno de nuestros viajes. Había miles de palomas, pero con la curiosidad de que había 5 puestos de venta de comida para dársela a estas palomas, esto en la puerta de delante del Bazar, por lo que todo el mundo se podría imaginar como estaría el suelo de suciedad. Pues estaba impoluto, recién lavado y las palomas felices de que los turistas las alimentaran.



Callejear por Estambul, supone impregnarte de la vida real de esta inmensa ciudad, oír la llamada a la oración, y las carreras de ultima hora. Ver el día a día de este pueblo tan trabajador y comercial, ayuda a comprender como y porque fue una de las ciudades más importantes del mundo. 




Las dimensiones de los que son capaces de cargar sobre sus espaldas los porteadores, nos dejo realmente sorprendidos. Ese saco en concreto llevaba pantalones vaqueros, podemos hacernos a la idea del peso real de ese volumen de pantalones.


El paseo nos iba alejando del  Bazar de las especias pero la costumbre de sacar la tienda afuera seguía estando presente.


El paseo nos llevó a la Mezquita de Soleiman el Magnifico, es una de las mezquitas más bellas, famosas y visitadas de Estambul. Fue construida entre los años 1520 y 1566 por orden de Solimán I, más conocido como Solimán el Magnífico, uno de los sultanes otomanos más ricos y poderosos de la historia.
Lo primero que llama la atención es su tamaño, su sencillez, sus excepcionales azulejos de iznik que decoran el mihrab, por sus preciosas vidrieras que proyectan una inmensa luz a través de sus 138 ventanas y por sus imponentes columnas. Posee cuatro minaretes, dos de ellos con tres balcones y los otros dos con dos. Los hizo construir así Solimán para recordar que fue el cuarto Sultán desde la conquista de Estambul y el décimo desde la fundación del imperio otomano. Está considerada como la obra más representativa del arte islámico.
Como se puede ver en las siguientes fotos el tamaño es increíble.
La entrada es gratuita pero siempre piden un donativo. Hay que recordar que a las mezquitas para poder acceder, hay que entrar descalzo y las mujeres con el pelo tapado y si llevan falda con las piernas también tapadas.











El verdadero Estambul, se conoce cuando se pasea por las calles que llevan a los lugares más turísticos. Es por esas calles donde se ven a los habitantes de Estambul, en su día a día.  Ver sus costumbres, sus horarios así como las prisas por la llamada a la oración, sorprende tanto o más que sus grandes monumentos. En la siguiente fotografía se puede ver la Universidad, situada detrás del Gran Bazar y justo en frente de la Mezquita de Beyazıt Camii.



La mezquita de Beyazid (en turco, Beyazıt Camii, Bayezid Camii), también llamada mezquita de las palomas(una leyenda cuenta que Beyazid II le compró a una pobre viuda una pareja de palomas y las donó luego a la mezquita), fue construida entre 1501 y 1506 por el arquitecto Yakup Şah y representa un importante punto de enlace entre las mezquitas de la Anatolia del siglo XV y las que construyó Sinan. Fue edificada siguiendo el esquema de la iglesia Hagia Sofia: una cúpula central sostenida por cuatro pilares y dos naves laterales más pequeñas, con columnas de granito y jaspe en las que se apoyan los arcos apuntados.




En la siguiente fotografía se ve el patio de la mezquita, con su fuente central. Todo musulmán debe lavarse ritualmente la cara, la boca, la nariz, las manos, los antebrazos y los pies antes de pasar a la oración. Estos gestos simbolizan la purificación antes de la oración y el respeto a Alá. Este ritual se llama wadu o ablución.



Después de tanto haber oído hablar de el, íbamos a entrar por fin en el  Gran Bazar, es una zona con imán, atrae el ruido de los carros, de los vendedores, de los compradores, etc, así que nos dimos cuenta porque le ponen el adjetivo de Gran Bazar. Este bazar cuenta con 64 calles principales y una superficie de 45000 metros cuadrados,es el más grande de la ciudad de Estambul desde que fue construido allá por el año 1455, cuenta con 3600 puestos y  lo más recomendable es no intentar verlo todo en una sola vez, porque seguro quedarán zonas sin ver. Las siguientes fotos muestran el ajetreo propio del Gran Bazar y eso que ya era tarde a punto de cerrar.









Uno de los lugares que más llaman la atención dentro del gran Bazar es una de las fuentes que es usada también como lugar para el ritual se llama wadu, ablución, o depuración antes de orar.


Salir al exterior y sentir el bullicio de Estambul sigue siendo algo especial, por eso es el lugar ideal para en una mini terraza de dos mesas, poder disfrutar de un té y un aperitivo típico turco. A poder ser escoger un sitio donde estén los habitantes de Estambul y no uno turístico.



No creo que el oro sea el principal objeto de deseo de los visitantes occidentales y la abundancia de joyerías obedece más bien a los gustos orientales. Por tanto he de confesar que desconozco si comprar oro es una buena inversión. Pero a pesar de eso es inevitable no acercarte a ver los kilos de oro que se exponen en los escaparates de las muchas joyerías que hay dentro y fuera del Gran Bazar. Por algo es Estambul el tercer mercado del oro mundial.


 Los contrastes en Estambul están a la vuelta de la esquina, a tan solo 100 metros en una calle cercana al Gran Bazar nos encontramos con chicos jóvenes que viven de la recogida de cartón, que hacen cientos de viajes por la ciudad para llenar esos inmensos sacos.



Muy cerca del Gran Bazar se encuentra la columna de Constantino, es uno de los restos más simbólicos del glorioso pasado bizantino de la ciudad. Construido por el emperador Constantino I El Grande en el año 330 d.c., conmemora la designación de la antigua ciudad Bizancio como capital del nuevo Imperio Romano, que a partir de ese momento pasará a ser conocida como Constantinopla.

Está situada en Çemberlitaş en el barrio de Molla Fenari (Fatih) no muy lejos del Gran Bazar y de la elegante Mezquita de Nuruosmaniye, en los terrenos que ocupaba el antiguo Foro de Constantino.
Se estima que la columna medía sobre cincuenta metros de altura y fue construida en pórfido traído desde Egipto. Coronando esta singular columna existía una singular a la vez que hermosa estatua de Apolo, que tomaba apoyo en el imponente pilar cuya base llegaría alojar un santuario donde se guardaban prestigiosas reliquias del cristianismo.


Ya desde el primer día nos llamo mucho la atención la cantidad de gatos que deambulan por las calles y lo bien cuidados que estaban. La verdad es que la explicación parece estar en la religión, los perros son caracterizados como impuros y por eso los hogares tienen gatos, no sé si realmente será por eso o no pero la verdad es que los gatos hasta en los restaurantes son tratados con mimo, nada de apartarlos bruscamente por estorbar a los clientes.


 Aún no habíamos usado ni el metro ni el trambia de Estambul, y era el momento de descansar un poco las piernas y ver hasta que punto se cumplían algunos de los mitos que se dicen sobre los medios de transporte en Estambul. El primero de que siempre va a tope, podemos dar fe de ello. El segundo de que los hombre tienen poco respeto por las mujeres, y se se "acercan demasiado", también podemos decir que lo vimos con alguna turista que no sabia muy bien como salir del paso. Lo que si es verdad es que es moderno y bastante limpio dado el nivel de movimiento que tiene.

Nuestro destino era el símbolo de Estambul, Santa Sofía, para lo que tuvimos que coger la linea T1 del tranvía.

Santa Sofía o, como la llaman los turcos, Ayasofya, fue construida durante el mandato de Justiniano entre los años 532 y 537 y es una de las obras maestras del arte bizantino.
Entre 1204 y 1261, Santa Sofía fue la iglesia del Papa. En 1453 fue tomada por el Imperio Otomano y convertida en mezquita. Los otomanos dotaron a la iglesia de cuatro minaretes, una escuela teológica y un comedor público.

En 1935, Atatürk transformó el templo en un museo.

Situada en el punto más alto de Estambul, Santa Sofía define la panorámica de la ciudad. Sus cuatro minaretes y su cúpula de más de 30 metros de diámetro son la imagen más característica de la gigantesca ciudad de Estambul.

Como se puede ver en las siguientes fotografías es imponente por fuera, pero debido a las tremendas colas decidimos volver más tarde a ver si la afluencia iba remitiendo.




Tan solo con girar 180 grados, podemos ver la otra colosal Mezquita, la conocida como Mezquita Azul.

Es la única mezquita con 6 minaretes de Estambul. Cuando se construyó la mezquita Azul, sólo la mezquita de la Kaaba de la Meca (el lugar de máxima peregrinación para los musulmanes) tenía 6 minaretes. Así que, tras las críticas de la construcción de 6 minaretes en la mezquita Azul, se decidió construir un séptimo minarete en la Meca. 



Otra de las muchas cosas que nos llamó la atención es la cantidad de vendedores ambulantes. Perfectamente equipados con sus carritos, llegados de todas partes de Turquía, vendiendo todo tipo de productos típicos. En las siguientes fotografías se puede ver un vendedor de maíz, y otro de castañas típicas turcas.



Consultado las guías turísticas uno se encuentra con que los baños turcos y sus masajes es una de las cosas más recomendadas. Tras ver el modo en que los dan la verdad nos dio un poco de miedo y decidimos dejar los masajes e irnos a ver la Cisterna Basílica, que esta a tan solo 100 metros de Santa Sofía.

Se trata de una gran construcción subterránea que servia de gran aljibe de agua, fue construida  durante el reinado bizantino de Justiniano I en el año 532. Su misión era poder surtir de agua a la ciudad  en caso de que fuese atacada y destruido el Acueducto de Valente, principal fuente de suministro en aquella época de toda la ciudad de Constantinopla.


Algunas de las basas de las columnas de esta cisterna llaman poderosamente la atención. Son Caras ladeadas de increíble tamaño.




Coger el tranvía de la ciudad es casi obligatorio, Estambul en una ciudad inmensa, y ayuda mucho poder desplazarse por ella, pudiendo disfrutar a su vez de la vida en las calles.
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Siempre va abarrotado, y nos dimos cuenta que las mujeres procuran ir siempre pegadas a las ventanas o donde no hay hombres, dado que alguno de ellos aprovechan el apelotonamiento para sobrepasarse con ellas. Realmente asqueroso ver el comportamiento de alguno de estos hombres en el tranvía. 

Uno de los tramos subterráneos del Tranvía es el que lleva desde la parada de Karaköy hasta Tünel. Este tramo casi es de obligatorio uso dado las cuestas que hay para acceder desde el puente Gálata, a la zona de mayor ambiente y joven de la ciudad. Esta zona joven esta repleta de comercios occidentales, restaurantes, bares musicales y comienza en la salida del tranvía de Tünel y llega a la famosa plaza Taksim.


Una de las cosas que llaman poderosamente la atención es que por la calle hay mucho más taxis que coches particulares, sirva de ejemplo la siguiente imagen.


Tras una visita rápida al hotel ya estamos dispuestos para terminar el primer día en Estambul con una cena en la zona de ocio y más joven de la ciudad.




Hay infinidad de restaurantes en la zona de la parada del Tünel, El que elegimos nosotros es Sultanahmet Köftecisi, desde el cual se puede ver el bullir de gente por la calle peatonal así como el paso del tranvía nostálgico. El restaurante es moderno, con un servicio muy rápido.



Tras la cena es un lugar ideal para dar un paseo a última hora del día, cientos de jóvenes se agolpan por toda esta calle, por todos los sitios sale gente de los diferentes comercios (abiertos hasta muy tarde) y restaurantes. Se escucha música que proviene de varios locales de música en vivo, como se puede ver en as imágenes siguientes, todo esto aderezado con vendedores de rosquillas típicas, maíz y diversos productos.





Es una gran avenida peatonal con el único paso del tranvía nostálgico que llega al final a la gran Plaza Taksim, que iluminada por fuentes de color, y el gran Monumento a La república de Turquía.






El tranvía nostálgico hace el recorrido desde la plaza Taksim hasta la estación de Tünel, es un aliciente más pero es difícil poder cogerlo, porque siempre va lleno de turistas, así como de gente que no le apetece andar y directamente se cuelgan de él por fuera.




El segundo día en Estambul lo comenzaríamos visitando la Torre Galata. Las vistas desde lo más alto son espectaculares, desde el puerto de atraque de los grandes cruceros, hasta el cuerno de oro y la gran zona monumental de la antigua Constantinopla.





El puente Gálata comunica ambos lados del cuerno de Oro.




A lo lejos se divisan diferentes Mezquitas, tal como se ve en las siguientes fotografías.




En resumen de esta torre diremos que es espectacular y que sin duda merece la pena mucho subir y disfrutar de sus vistas, pudiendo admirar el verdadero tamaño de Estambul, a vista de pájaro.


Vistas del puente Ataturk, otro de los puentes que sirve para pasar el cuerno de oro.




En el interior de la Torre Gálata en su última altura, hay un restaurante. Un café para que nos sirva de referencia de precios estaba al cambio a 1,50 euros. Un lugar único para disfrutarlo sin duda.


Este día estaba destinado claramente a la visita del mayor número de monumentos posibles, y sin duda empezaríamos por el Palacio Topkapi.

El Palacio Topkapi es el mejor reflejo de la época imperial en Estambul y simboliza el poder que alcanzó Constantinopla como sede del Imperio Otomano. Desde este palacio los sultanes gobernaron su imperio hasta mediados del siglo XIX.

La construcción del Palacio Topkapi comenzó poco tiempo después de que Mehmed II tomara Constantinopla. El palacio inicial fue inaugurado en 1465. Durante las décadas siguientes el palacio fue ampliado por los diferentes gobernantes.

En 1856, el Sultán Abdulmecid decidió trasladar su residencia al Palacio Dolmabahçe, un palacio de corte occidental.

Los jardines  exteriores nos llevarán a la puerta del segundo patio. Una vez en el segundo patio un sinfín de aposentos , a cada cual más increíble te llevan a revivir el cuento de las mil y una noches, imaginándote como vivían ahí el Sultán y todo su séquito.



En la siguiente fotografía se puede ver la puerta de entrada al segundo patio.


Las siguientes imagenes, muestran las estancias del Palacio.


El siguiente edificio muestra la biblioteca del Sultán, es una clara muestra del tamaño del Palacio, viendo el tamaño de la Biblioteca.


Distribución del Palacio Topkapi

En sus 700.000 metros cuadrados, el Palacio Topkapi cuenta con cuatro patios y múltiples edificios en su interior: sala de armas, cocina, establos reales, tesoro y muchos más.
En el mismo recinto (en el interior de sus murallas) se encuentra el Museo Arqueológico y otros edificios de interés.

El Tesoro

De entre las múltiples partes que tiene el palacio, una de las más importantes es el Tesoro.
El Tesoro cuenta con algunos de los objetos más valiosos del mundo, como el diamante del cucharero (un diamante de 88 quilates que perteneció a Letizia Ramolino, madre de Napoleón) o el puñal topkapi (el arma más cara del mundo, construido en oro con esmeraldas incrustadas).

El Harén
El Harén era el lugar donde residía el Sultán, su familia y un conjunto de entre 500 y 800 mujeres de alto nivel cultural adiestradas en ciertas habilidades. La Reina Madre era la máxima responsable del Harén.
Para acceder al Harén es necesario adquirir una entrada independiente.
La puerta de entrada al Harén se muestra en la siguiente fotografía.


Las vistas desde muchos lugares del Palacio son increíbles, pero especialmente destacamos las del Harén, como se puede ver en las siguientes imágenes el lujo y de los interiores del Palacio va a juego con la las vistas al Cuerno de Oro.























Estambul es un lugar donde las diferentes culturas llevan siglos conviviendo, la vida es muy occidental pero no es difícil ver vestuarios que a un occidental pueden sorprender.






Después de una mañana de paseos no venía mal un descanso y una comida rápida, muy occidental en frente de Santa Sofía.



Los trabajos en las calles inundan cada rincón de Estambul. E este caso un limpiabotas se afanaba por sacar brillo a los zapatos de un turista por muy pocas liras.


Había llegado el momento de ver Aya Santa Sofia, también llamada mezquita, magnífica, “la maravilla entre las maravillas”. La Basílica de Santa Sofía, obra cumbre de la arquitectura bizantina, es uno de los símbolos inequívocos de la ciudad de Estambul. Un icono rodeado, a su vez, de multitud de grandes monumentos que nos hablan del pasado glorioso de esta ciudad milenaria. La primera Santa Sofía se construyó en el año 360 por orden de Constantino, aunque un incendio la destruyó en el año 404. Teodosio II fue el responsable de la segunda basílica, que se inauguró en el año 415 para sucumbir consumida por el fuego durante la Revuelta de Nika en el año 532. Cinco años después, el emperador Justiniano contrató los servicios de los arquitectos Artemio de Tralles e Isidoro de Mileto y les encargó levantar una de las grandes obras maestras de la arquitectura universal. Poco después de su reapertura, sufrió un nuevo percance, esta vez, en forma de terremoto.
El encargado de devolver el esplendor al edificio fue Isidoro el joven, sobrino del viejo Mileto quien alzó aún más la enorme cúpula central utilizando, para ello, un macizo sistema de contrafuertes exteriores que marcan la fachada de este templo convertido hoy en uno de los monumentos más visitados del mundo. 

Como le sucediera al propio templo de Jerusalén, no se escapó el edificio a los avatares posteriores de la propia ciudad. La noche del 28 de mayo de 1453 el emperador Constantino se ciñó la armadura y salió de su palacio sin apenas compañía para cruzar los escasos centenares de metros que separaban el área palaciega de Santa Sofía. Allí permaneció toda la noche para intentar hacer las paces con Dios y consigo mismo ante la inminencia de la muerte. Poco después de la salida del sol perdía la vida en las murallas de la ciudad. La tarde del 29 de mayo de 1453, el sultán otomano Mehmet II entraba en la basílica para agradecer a Dios su victoria convirtiendo a Santa Sofía, con el mero hecho de postrarse en dirección a La Meca, en mezquita.
El uso del edificio como templo musulmán no mutiló la grandeza de Santa Sofía salvo con el encalado de los mosaicos bizantinos que se recuperaron en la segunda mitad del siglo XIX. El presidente Ataturk, padre de la actual Turquía, decidió acometer una restauración a fondo de la basílica en 1935, lo que supuso la recuperación del aspecto original del templo bizantino y la conversión del mismo en un museo. Santa Sofía de Constantinopla es el cuarto edificio religioso más grande de Europa después de San Pedro (Roma) y las catedrales de Sevilla y Milán.

La primera impresión de los exteriores  que se tiene al plantar los pies frente a la Basílica es la de un edificio pesado. Los arquitectos que construyeron el templo tuvieron que ingeniar un sistema de grandes contrafuertes y muros para soportar el peso de la cúpula. Los cuatro enormes refuerzos que ‘afean’ las fachadas occidental y oriental, tuvieron que construirse a toda prisa mientras se asentaba la cúpula para poder ajustar los cálculos de resistencia de de los muros. A parte de la cúpula, razón de todos los alardes arquitectónicos que se muestran a la visa, los elementos que definen el exterior del templo son los minaretes. Los que flanquean la entrada se deben a Murat II y fueron construidos en el siglo XV. Los traseros (dan a la calle de acceso al Palacio de Topkapi) son posteriores y fueron construidos por Mehmet II y Selim II. Antes de entrar al templo merece la pena rodearlo para poder determinar con exactitud sus enormes dimensiones.


El vestíbulo está formado por una doble arcada de nueve bóvedas (la primera tiene la mitad de anchura que la interior (exo nártex) separadas por arcos y columnas y adornadas, en su mayoría por mosaicos de la etapa iconoclasta esto es con total ausencia de representaciones humanas). El nártex tiene una longitud de sesenta metros y una anchura de once. De las cinco puertas de acceso al interior destaca la llamada Puerta Real, que cuenta con un mosaico de gran calidad en el que se muestra a Cristo portando un evangelio (en el que se lee ‘Yo soy la luz y la paz para vosotros’) y bendiciendo al emperador León IV. Este motivo central está flanqueado por el Arcángel Gabriel, a la izquierda, y la Virgen María, a la derecha. Los visitantes suelen abandonar la Basílica a través del vestíbulo, antaño entrada reservada al emperador. De este acceso cabe destacar el precioso mosaico del siglo XI en el que dos de los grandes soberanos bizantinos hacen ofrendas simbólicas a la virgen y al niño. Justiniano ofrece la propia Santa Sofía, mientras que Constantino entrega la ciudad. También destacan los mosaicos geométricos que decoran la bóveda y la impresionante puerta de bronce que data del siglo IX.


El interior de Santa Sofía está dominado por la enorme cúpula de 31 metros de diámetro y de 55 metros de altura en su punto máximo. Esta enorme semiesfera, única por sus dimensiones hasta el siglo XV, se une a los paramentos verticales del edificio mediante cuerpos triangulares llamados pechinas (las más antiguas del mundo). En época bizantina éstas estaban decoradas con ángeles de seis alas elaborados con mosaicos. Sólo los orientales son originales (elaborados en el siglo X), mientras que los que ocupan las pechinas occidentales son recreaciones del siglo XIX. Originalmente, la cúpula estaba decorada con una representación del cielo, pero tras la conquista islámica, los mosaicos se sustituyeron por citas coránicas. Los enormes medallones con caligrafía cúfica, añadidos en el siglo XV, recuerdan a Alá, Mahoma y los cuatro primeros califas.


















El interior de la Basílica, que divide sus espacios por un total de 107 columnas (número simbólico), se completa con dos pequeñas naves laterales que soportan las galerías superiores. La mayoría de los capiteles, que cuentan con la intrincada decoración de inspiración vegetal bizantina, incluyen en su iconografía las iniciales del emperador Justiniano y su mujer Teodora. A los pies de la nave izquierda se encuentra la llamada Columna de San Gregorio, famosa por curar dolencias tan dispares como la ceguera, la invalidez o la infertilidad. Para ello basta introducir un dedo en un angosto agujero y esperar el milagro. Las colas suelen ser de impresión.























Justo en frente de Santa Sofia, es muy común encontrar diferentes vendedores menores de edad, en esta ocasión nos llama la atención lo jovencito que es este niño.


Nuestra siguiente visita esta a pocos metros de Aya Santa Sofía, se levanta imponente frente a nosotros y es la Mezquita Azul.


La Mezquita Azul es la mezquita más importante de Estambul. Su nombre en turco es Sultanahmed Camii, Mezquita del Sultán Ahmed, ya que fue construida por el Sultán Ahmed I entre 1609 y 1616. Fue inaugurada en el año 1617 durante el mandato de Mustafá I.


Aunque a simple vista parece tener unas dimensiones parecidas a Santa Sofía, viendo las medidas reales vemos que es aproximadamente la mitad. 

La Mezquita Azul cuenta con seis minaretes lo que, en el momento de su construcción, provocó mucha polémica, ya que la Meca también tenía seis. Posteriormente y para apaciguar a los fieles, en la Meca se construyó un séptimo minarete para marcar la diferencia.


Al entrar en la Mezquita Azul se entiende el porqué de su nombre: hay más de 20.000 azulejos de color azul que adornan la cúpula y la parte superior de la mezquita. Todos los azulejos fueron llevados de la ciudad de Iznik (Nicea).

La iluminación de la mezquita proviene de sus más de 200 vidrieras y de las lámparas de araña que cuelgan del techo.






Para entrar en la Mezquita Azul, al igual que en el resto de las mezquitas de la ciudad, deberéis llevar la ropa apropiada y descalzaros antes de entrar. Las mujeres deben llevar los hombros y el pelo tapado. Si no tenéis nada para taparos, en la entrada os dejarán todo lo que necesitéis para entrar.

Durante las horas de culto la mezquita está cerrada al turismo.
La entrada es gratuita.


En la salida nos encontramos con una ceremonia muy polémica, pero que en Turquía es tradición.  la circuncisión del niño antes de la pubertad.

La ceremonia, en la que se corta una parte del prepucio del glande dejándolo permanentemente al descubierto, es ciertamente dolorosa para el menor que deberá evitar el contacto con la zona afectada durante días para lo cual suelen ponerle una especie de pañales protectores.


Durante la ceremonia se suele vestir a los niños con una vestimenta totalmente blanca de aire otomano, aunque en algunas zonas de Turquía se usan otros colores; es muy frecuente ver este tipo de trajes en los escaparates de la ciudad de Estambul, especialmente en la zona de Sultanahmet y Eyüp.


El día de la ceremonia es habitual que los niños sean paseados en un descapotable o asomando por el techo mientras los familiares le siguen en sus coches tocando el claxon y agitando pañuelos por las ventanillas. Posteriormente la familia del niño celebra una fiesta con comida y música, que suelen ser bastante multitudinarias, en la que el circuncidado recibe regalos y felicitaciones de amigos y familiares.

La magnitud e importancia de la fiesta demuestra claramente porque las circuncisiones son uno de los eventos sociales más importantes en Turquía y fundamentales a la hora de comprender la compleja sociedad turca.

A la salida de la Mezquita, aparece imponente y grandisima Aya Santa Sofia.


Es muy difícil pasear por Estambul y no ir picando de los diferentes puestos callejeros donde se vende todo tipo de comidas típicas.


De las diferentes regiones de Turquía vienen a Estambul sus habitantes, algunos de ellos llaman mucho la atención por sus vestimentas típicas.


Muy cerca de la Mezquita azul, se encuentra la Obelisco de Teodosio, en lo que en la antigüedad era el hipódromo.
Se cree que es el monumento más antiguo de Estambul, su historia data del año 179 a.C., es un obelisco egipcio perteneciente al faraón Tutmosis III que fue erigido en el hipódromo de Estambul por el emperador Teodosio I y de ahí su nombre de Obelisco de Teodosio.


El obelisco se erigía en el templo de Karnak durante el reinado de Tutmosis III y fue Constancio II quien lo hizo transportar a lo largo del Nilo desde Alejandría en el año 357 para conmemorar sus veinte años en el trono. Permaneció en Alejandría hasta el año 390 en el que Teodosio I lo hizo transportar a Constantinopla.

Está construido con un curioso granito de color rojo proveniente de Asuán. Mide 26,5 m de altura, tiene cuatro cubos de bronce que sirvieron para su transporte y erección y un bello pedestal tallado.


La Columna de las Serpientes, o Columna Serpentina (también conocida como Trípode de Delfos y el Trípode de Platea) es un vestigio del pasado que pasa muy desapercibido en la plaza del antiguo hipódromo de Estambul.

Tras la batalla de las Termópilas, de Salamina y la de Platea, que puso punto y final a las Guerras Médicas, los griegos construyeron una columna de bronce con tres serpientes entrelazadas en el fuste, para conmemorar la participación de las 31 ciudades estado griegas en la batalla.
Heródoto cuenta que se construyó utilizando las armas persas fundidas.
La columna fue levantada frente al altar del dios Apolo en Delfos, sobre una base de piedra (un capitel bizantino invertido).
Constantino I trasladó la Columna de las Serpientes a Constantinopla y la puso en la parte central del Hipódromo, como podéis ver en las fotos. Todavía se encuentra en el lugar.


Usar el tranvía nos sirvió para descansar un poco las piernas, porque como ya comentamos anteriormente, Estambul no es una ciudad como para recorrerla andando toda, a veces no queda más remedio que usar el transporte público, eso si, es recomendable buscarse una buena posición en el vagón para evitar desagradables comportamientos.


La siguiente mezquita que visitamos es la Mezquita de Soleiman. La Mezquita de Solimán el Magnífico es una de las mezquitas más bellas, famosas y visitadas de Estambul.
Fue construida entre los años 1520 y 1566 por orden de Solimán I, más conocido como Solimán el Magnífico, uno de los sultanes otomanos más ricos y poderosos de la historia, quién encomendó al reconocidísimo arquitecto Mimar Sinán su diseño.
La Mezquita deja impresionados a los visitantes por su tamaño, su sencillez, sus excepcionales azulejos de iznik que decoran el mihrab, por sus preciosas vidrieras que proyectan una inmensa luz a través de sus 138 ventanas y por sus imponentes columnas. Posee cuatro minaretes, dos de ellos con tres balcones y los otros dos con dos. Los hizo construir así Solimán para recordar que fue el cuarto Sultán desde la conquista de Estambul y el décimo desde la fundación del imperio otomano.
 La entrada es gratuita pero piden un donativo a la salida.















Las empresas de paquetería que conocemos aquí tiene una pequeña variante en Estambul. Hay que pensar que las calles son muy estrechas y la paquetería se lleva a mano entre las diferentes tiendas, así como desde los grandes comercios mayoristas a las tiendas del gran bazar.





Las calles que están cerca del Gran Bazar están todas llenas de pequeños comercios, esto mueve por estas callejuelas a cientos de clientes y visitantes.


Es increible que pueda haber una tienda solo de cintas de las de hacer los lazos de los regalos, pero si que existe y la verdad es sorprendente los cientos de bobinas que salen de ahí cada mañana.


El mobiliario también nos ha llamado la atención, las camas con dosel en la cabecera, non son lo más común en nuestras vidas.


El Gran Bazar es como un imán, es casi imposible pasar cerca y no entrar. Una de sus puertas (la número 18) nos muestra la fecha de su construcción 1461. Hay que pensar todo lo que ha sucedido desde entonces en el mundo y esta puerta sigue ahí viendo pasar millones de personas por ella. 



El Gran Bazar es un lugar de paso obligatorio, y dentro no es nada difícil encontrarte con todo tipo de razas y culturas.



Los puestos son llamativos y exponen todos sus productos fuera del establecimiento. Los clientes pasean por delante de los puestos, llegando en ocasiones el poder ver algún puesto por la saturación de curiosos y no tanto de clientes.






Quizás una de las cosas que más nos impacta es el uso del Burka, es el siglo que estamos es increíble que se siga usando este tipo de prendas. Lo sorprendente es ver a estas mujeres de compras, las cosas más caras tanto en bolsos, vestidos y ropa interior es la que compran, para que solo su marido pueda disfrutar de verlas.


Salir del Gran Bazar y poder disfrutar de un buen pastel de chocolate por menos de 1 euro es posible en cualquiera de los bares que rodean el Gran Bazar.


El verdadero encanto de Estambul es el pasear por las calles llenas de vida real. No son solo turistas viendo una ciudad, sino que los turistas nos mezclábamos con los habitantes de Estambul en su día a día. 






La llamada a la oración es de esos momentos que a los occidentales nos llama más la atención, los más rezagados tienen que echar una carrera para no llegar tarde.


Una de las vistas más bonitas de Estambul y su famoso Cuerno del Oro se encuentra en el lugar donde el escritor Julién Viaud – conocido con el pseudónimo de Pierre Loti- acudía en busca de las musas y servía de inspiración para sus grandes obras.



Para llegar hasta allí encontrarás dos vías, en un primer lugar la más rápida y cómoda es mediante el Teleférico que podrás pagar con la InstambulCard por tan solo 2,15 TL podrás tener unas vistas estupendas de la ladera como del cementerio que es la segunda vía de acceso.





Las vistas son increíbles, todo el cuerno de oro a nuestros pies, en el horizonte sobresalen las numerosas mezquitas, dándole al lugar donde nos encontrábamos sentados, la categoría de único.
 Las primeras mesas suelen estar siempre ocupadas, pero con un poco de suerte y paciencia se puede disfrutar de un té, en un lugar increíble, por tan solo un par de liras turcas.





Lo moderno se mezcla con lo centenario en una ciudad donde los contrastes aparecen a cada paso.




Tras disfrutar de un momento muy agradable, visitamos el mirador que está justo en el lugar a donde llega el teleférico. Las tumbas nos recuerdan que estamos en una colina-cementerio, y la verdad impone un poco el lugar.


Las cabinas abiertas de teleférico dejan una visión mucho más cercana de las miles de tumbas que hay, así como de los numerosos caminos entre ellas para poder subir hasta el mirador sin tener que usar el teleférico.




La mejor manera de volver desde el barrio de Eniup hasta el puente Gálata, es mediante uno de los muchos buses urbanos que tienen parada tanto el el funicular, como en el puente Gálata, justo en frente del Bazar de las Especies. 

Que mejor lugar para despedir otro día en Estambul que el barrio más joven y poder cenar en uno de los muchos restaurantes que hay en la zona de la parada de Tünel. El ambiente nocturno es increible en esta zona y anima al paseo.

En la siguiente imagen se ve el metro subterráneo que asciende un tramo de bastante pendiente entre la zona de la Torre Gálata y la estación de Tünel


Después de varias jornadas de largas caminatas por Estambul, tocaba buscar la manera de seguir visitando  sin tener que andar todo el día de nuevo. Así que la mejor manera que se nos ocurrió era montar en un Barco turístico, como los de la siguiente fotografía que nos llevara a hacer la ruta por todo el estrecho del Bósforo, este estrecho de 30 Km de largo comunica el Mar de Mármara con las aguas del Mar Muerto, además separa la parte Europa de Asia.  



La salida de los barcos están en el Puente Gálata, desde el que se puede ver como sobresale la Torre Gálata.


Impresionante los cruceros amarrados en el puerto.




A lo largo de todo el recorrido fuimos viendo grandisimos palacios, destaca sobre todos el Palacio de Dolmabahce, de incalculable valor, tanto histórico-artístico,  como económico.





A esas alturas de recorrido ya estábamos a punto de pasar por debajo del puente del Bósforo. No es un puente cualquiera, hay que pensar que casi tiene 1100 metros de longitud y que comunica dos continentes, de un lado la parte europea de Estambul y del otro la parte asiática de la misma ciudad.




Todos los margenes del estrecho están repletos de ciudades y pequeños pueblos, seguro que muchos de estos han sufrido mucho para poder volver a resurgir tras las numerosas guerras a que se llevaron a cabo en esta zona del mundo por el control comercial del estrecho. La belleza de estos pueblos se puede apreciar en las siguientes imágenes.



La parte con menos distancia entre las costas de este estrecho del Bósforo es justo en el tramo en el que se encuentran las dos fortalezas en el lado Europeo la de Rumeli Hisar, y del lado asiático Anadolu Hisar, para poder controlar el tráfico y controlar los asedios a la ciudad de Constantinopla.






Seguíamos navegando y nos íbamos topando con pueblos que ya no eran tan turísticos, pero con un encanto marinero especial. Y como no teníamos que toparnos con la miseria de barracones de muchos indigentes que sobreviven a las orillas del Bósforo.



Se estaba acabando nuestra excursión por el estrecho del Bosforo, al fondo ya no se divisaba estrecho alguno, ya el mar se volvía a abrir, esas aguas ya eran del Mar Muerto.


Nuesro barco, nos dejaría en un pequeño pueblo de pescadores, que sin duda se dieron cuenta que el turismo sería una gran fuente de riqueza, ya antes de embarcar los dueños de los restaurantes se peleaban por llamar nuestra atención para decirnos que en su restaurante era mejor comida y más barata. La verdad es que se puede degustar unas lubinas o unas doradas por menos de 6€ por persona (20 liras turcas). en cualquiera de los muchos restaurantes que se agolpan justo al lado del pequeño puerto.


Acabábamos de pisar Anadolu Kavaji pueblo perteneciente al continente Asiático, y aunque parezca una tontería la verdad es que nos hizo mucha ilusión.


La ocasión lo merecía, disfrutamos de una comida típica de ese pueblo con aperitivos y el pescado recién cogido por los pescadores de la zona y con unas vistas al puerto, desde el único restaurante que tenía terraza en alto.




La llegada de barcos repletos de turistas era constante, en la siguiente foto se puede ver el momento de la llegada de un ferry que hacía la ruta entre algún punto de la zona europea y este puerto en la zona Asiática..


Después de un relajado paseo por el pueblo, había llegado el momento de posar la comida de nuevo a bordo del barco que nos devolvería a Estambul.


El estrecho es una zona controlada por Turquia y a lo largo del recorrido nos quedó claro quien lo controlaba, grandes banderas, buques de guerra turcos aparecían entre grandes mansiones y palacios.






la llegada de grandes cruceros , siempre es llamativa, pero ver que el desembarco se hace a través de catamaranes, lo es aun más.


La noche se nos echaba encima pero la verdad es que las siluetas iluminadas de las diferentes mezquitas, merece la pena verlas.



Esta fue la última noche en Estambul, el viaje iba llegando a su fin. Al día siguiente tras un desayuno en el buffet del Hotel, emprenderíamos los últimos paseos por las calles de Estambul.



Lo que no nos habia pasado en todos los días anteriores, paso el último día, cuando paseabamospor una de las calles cercanas al bazar de las Especies, un niño se nos acercó vendiéndonos colonias, el precio era irrisorio, sabiendo claro está que eran imitaciones nos decidimos a comprárselas y llevárnoslas como recuerdo.


No nos podíamos ir de Turquía sin probar los quebaps, y en una de las terrazas cercanas al gran Bazar, disfrutamos de un gran quebap a un precio de 8 TL unos 2 euros.



El último paseo fue otra vez por la calle de los comercios, para poder hacer alguna compra, esto nos sirvió para poder tener una colección completa de todo lo que en Estambul se vende por la calle.


Una persona pidiendo limosna al lado de dos músicos callejeros y un limpiador de calzado.


un vendedor de castañas...


de rosquillas...



de libros...


mazorcas de maiz...


trompetillas para los niños...


lotería...


bollería y pan relleno...


más lotería pero diferente...


helados...


Coronas fúnebres...


pañuelos, este especialmente fue muy duro verlo porque el señor apenas tenía movilidad...


Todo esto en apenas 400 metros de calle, por lo que queda claro que Estambul es una ciudad donde sus habitantes si necesitan ganar dinero, se las ingenian como sea para poder vender por las calles casi cualquier producto.

Tras un último café dijimos adiós a Estambul, cogiendo un vuelo en el otro gran aeropuerto de la ciudad, Sabiha Gokcec, en este caso el situado en la zona Asiática de la ciudad. 




Llegar a Galicia tendría que quedar para el siguiente día, después de hacer noche en Barcelona.
En resumen un  viaje increíble por tres países diferentes, culturas diferentes del que llegamos completamente agotados, pero ya planeando el siguiente destino.