sábado, 15 de marzo de 2008

--> Viaje norte de Portugal


Aquí empieza otro de nuestros pequeños viajes, en esta ocasión nuestra idea es recorrer la costa norte de Portugal. El día 15 de marzo entrabamos en Portugal por Valença do Miño, nos esperaba muchos kilómetros pero los teníamos pensado hacer en varias etapas. La primera parada la haríamos en Viana do Castelo. En Viana destaca en el alto de la colina la Masílica del Sagrado Corazón de Jesús en Santa Lucía. El monumento es impresionante, pero subir a su campanario nos ofrece unas vistas espectaculares e impactantes. La subida a la parte mas alta de la cúpula es dura pero asequible. En la siguientes fotos se puede ver la Basílica desde  distintos lugares, así como la vista hacia la desembocadura del Río Lima (Río Limia en España), en el Atlántico.







Después de dar unos paseos por la zona centro de Viana do Castelo, nos desplazamos al sur a un pueblo en la costa de Aveiro. El pueblo se llama Praia da Barra. Tiene un encanto único con sus casitas de lineas de colores, viéndolas de lejos parecen casitas de juguete, la verdad es que no parece que viva nadie allí, que es meramente orientado al turismo, pero nada mas lejos de la realidad, viven en esas casitas todo el año, estas casas son las que aparecen en la siguientes fotografías.




Desde Praia da Barra hasta Aveiro hay 10 kilómetros, y al acercarnos ya vemos una de las características más destacadas de Aveiro, una gran lengua de agua de mar se adentra en tierra. Esa lengua de mar llega al pueblo donde tienen un entramado de canales que les sirven como si fuesen sus carreteras. Le llaman la Venecia portuguesa, y bueno tras haber estado en Venecia, en lo único que se parece es que tiene unas barcas que van por unos canales, del resto no se parece en nada. Aveiro es una ciudad pequeña que ha sabido aprovechar un poco el turismo que la visita por causa de los canales. En la siguientes fotografías se pueden ver los canales y las barcas que surcan esos canales en Aveiro.





Tras pasar toda la tarde en Aveiro, regresamos ya de noche hasta el hotel que estaba muy lejos de donde estábamos. Nos desplazamos hasta Braga con la idea de que al día siguiente iríamos a ver las bodegas de Vila Nova de Gaia en O Porto.

El día comenzaba lloviendo, y suerte que para ver las bodegas importaba poco. Las bodegas a diferencia de lo que mucha gente cree no están donde están los viñedos, en estas bodegas tan solo se almacena para su envejecido las diferentes cosechas del afamado vinho verde de O Porto. El vino de Oporto se produce en los viñedos de la Región vitícola del Alto Duero, en Portugal, este vino cuando se va a transportar río abajo hasta la ciudad de Oporto era enriquecido con brandy lo que produce un cortado de la fermentación.El resultado es un vino con mayor contenido de alcohol (hasta 25 °G.L.), y con sabor más dulce, debido al azúcar remanente que no terminó de fermentarse. En la siguiente foto se puede ver el interior de la bodega Grahams. Las botellas con más antiguas se guardan como un verdadero tesoro como se ve en una de las fotografías.






Tras una cata gratuita de los diferentes vinos, nos dirigimos de nuevo a O Porto a comer, tan solo hay que cruzar el gran puente sobre el río Duero. Para comer decidimos probar una de las numerosas tabernas, situada en una de las cientos de callejuelas que hay cerca del puerto, el sitio se llama O Bon Talher y es muy recomendable.


Si algo destaca de Portugal al menos en el norte es su fervor religioso. Estábamos en Semana Santa y aunque no nos lo dijeran estaba claro, porque como se puede apreciar en la siguiente fotografía, todas las calles estaban repletas de banderolas de color morado.


Callejeando se aprecia el verdadero encanto de O Porto, callejuelas y mas callejuelas hasta llegar a grandes plazas de piedra, como la de la Camara de comercio de O Porto, tambien es recomedable la visita a la Torre dos Clérigos (siguiente fotografía). Eso si para pasear por esta ciudad hace falta estar en forma porque todo son subidas y bajadas.


Las vistas desde las zonas altas de O Porto nos dejan claro que esta ciudad es dura para pasear pero todos los rincones tienen una magia especial.


En la siguiente fotografía se puede ver la Cámara de comercio de O Porto.



Cansados de subir y bajar por las callejuelas, decidimos ir al Bon Jesús, situado muy cerca de Braga. Los jardines están muy bien cuidados y son bastante grandes pero lo que mas impresiona es la gran escaleras que hay que subir para ver la zona del santuario.
Como muestra aquí están las fotos, aunque la cantidad de escaleras queda disimulada por las paredes de la escalinata, que nos lleva al santuario.





Al día siguiente nos acercamos a Guimaraes, esta ciudad portuguesa tiene dos puntos obligados de visita, el primero es el palacio de los Duques de Braganza. Este palacio aunque fortificado, enseña los tejados apuntados y las altas chimeneas (un total de 39) que recuerdan los castillos franceses. En sus mejores momentos fue una de las residencias más nobles de la Península Ibérica. Ha sido restaurada en 1933. En su interior hay numerosos muebles de época, algunos se pueden ver en la siguiente fotografía.


En la siguiente foto se pueden ver algunas de las numerosas chimeneas del palacio.


Otro de los lugares de obligada visita es el castillo, situado en la parte alta de la ciudad. XV. Las vistas de la ciudad de Guimaraes son formidables desde lo mas alto de la torre del homenaje. En las siguientes fotografías se ve el interior de la zona amurallada de la fortaleza de Guimaraes.



En la siguiente fotografía se pueden ver las vistas de Guimaraes desde lo alto de la Torre del homenaje y al fondo se ve el Palacio Ducal.


Para comer decidimos acercarnos a un pueblo pequeño llamado Ponte da Lima, está considerada como la villa más antigua de Portugal. Tiene un encanto rural especial, con edificios todos de piedra y restaurantes que parecen más bien tascas que otra cosa. En la siguiente fotografía se puede ver el puente sobre el río Lima (río Limia en España).



Para acabar el viaje nos quedaban aun dos paradas importantes, la primera seria en Valença de Miño, para poder disfrutar del ultimo café antes de cruzar a España. En Valença destacan los numerosos negocios de venta de ropa de todo tipo, Las falsificaciones están a la vista de todos. Algunos de esos negocios aparecen en la siguiente fotografía.




Y por fin estábamos en España de nuevo, ver la señal de Benvidos a Galicia te hace sentir bien. Pero para cerrar un viaje como este de manera especial exigía ir a otro lugar de una belleza y una magia especial. Ese lugar como se puede ver en las siguientes fotografías es el Monte de Santa Tecla.

El poblado Celta de Santa Tecla, las vistas al fondo de la ciudad de A Guarda, la desembocadura del Río Miño, lo tiene todo para despedir un viaje tan intenso y variado como este al Norte de Portugal.